El Museu de Tàrrega quería poner en valor las salas principales de Cal Perelló, la casa donde tiene su museo. La AEM estudió sus espacios, los muebles, objetos y pinturas y planteó un cambio de disposición de los muebles a fin de construir un discurso coherente y comprensible para el público. Se publicó un opúsculo con la nueva información.